El dinero no siempre es la mejor opción para motivar a los
empleados y lograr impulsar su desempeño laboral.
La motivación de los trabajadores es un bien que produce riqueza. Las empresas con
colaboradores motivados normalmente presentan mejores cifras e índices de
productividad. El rendimiento en cada una de sus labores es más alto, por lo
que el cumplimiento de objetivos productivos se convierte en una realidad
fácilmente accesible.
No se debe negar que la remuneración es el principal motivo
por el cual un empleado trabaja. Con el salario se logra el sostén de la
familia y cubrir gran parte de las necesidades básicas de todo individuo. Sin
embargo, no se debe cometer el error de pensar que la motivación para
desempeñar con eficacia las labores sólo se rige por el dinero. Aumentar la
motivación únicamente con aumentos de salarios y bonos, puede llegar a ser
contraproducente para el empresario.
Cuando un colaborados recibe por vez primera una
bonificación por un trabajo bien realizado, el grado de satisfacción y
motivación alcanzan niveles óptimos, al entender que el dinero es la justa
recompensa por un buen desempeño. A pesar de ello, la repetición de esta
acción, que con el tiempo pierda su poder motivador. El bono pasa a ser
considerado un derecho adquirido, y al dejar de recibirlo, el trabajador
sentirá que lo privan de algo que ya le pertenecía. Por consiguiente, genera
malestar.
Las bonificaciones económicas no deben desaparecer, pero
tampoco deben ser la única herramienta para motivar a los colaboradores. El
componente psicológico de la motivación es más poderoso en los individuos.
Fomentar la sana competencia, reconocer logros y
cumplimiento de metas, buenas relaciones con superiores y concretar reuniones
de trabajo en ambientes distendidos, pueden ser parte de los mecanismos más
eficientes para incentivar a los trabajadores. Aplicados de manera correcta,
pueden ser más importantes y trascendentes que el incentivo económico.
También existe una serie de métodos más estructurados, que
igualmente permiten llegar a excelentes resultados. Por ejemplo, establecer
sistemas de puntuación en base a la obtención de metas y triunfos precisos, que
impliquen premios para el o los empleados que alcancen cierto nivel. Incluso,
se pueden programas actividades grupales para fomentar el trabajo en equipo y
la generación de lazos fuera de los horarios de oficina.
Por sobre todas las posibles sugerencias, a la hora de
motivar siempre es fundamental la creatividad y la empatía con los
trabajadores, lo que permitirá comprender su comportamiento y ambiciones.
Todo líder debiera tener las siguientes consideraciones para
motivar a sus colaboradores:
- Ser agradecido
- Dedicar tiempo a sus trabajadores
- Proporcionar Feedback, retroalimentación, informar de procesos y desempeños globales
- Cuidar el ambiente de trabajo
- Fomentar la autonomía
- Celebrar los éxitos
- Utilizar el desempeño para discriminar la tarea realizada
Recuerda que un buen líder no es quién impone obediencia e
infunde miedo, sino quién se gana el respeto y sabe motivar a su equipo con una
actitud positiva y empática. De esta forma, no sólo se lograrán grupos de
trabajo cohesionados y felices, sino que la empresa sabrá de los beneficios de
esta realidad, al contar con mayores índices de productividad y eficiencia en
cada uno de los engranajes de la organización.
Fuente: altonivel.com.mx
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