La nueva norma busca fortalecer la vigilancia en páginas que aglutinan
contenidos sujetos a derechos de autor.
El 24 de enero el Senado de Estados Unidos votará la nueva Ley
Antipiratería, compuesta por Stop Online Piracy Act (SOPA) y Protect
Intellectual Property Act (PIPA), lo que ha generado diversas formas de
protesta, sobre todo por parte de las empresas que se desarrollan en este
ambiente.
SOPA, es un proyecto de ley introducido por le republicano Lamar S.
Smith en la Cámara de Representantes de Estados Unidos, cuyo objetivo es
ampliar las capacidades de los propietarios de derechos intelectuales para
combatir el tráfico de contenidos en Internet y productos protegidos por
derechos de autor y propiedad intelectual.
“Esta ley tiene como principal objetivo liberar al Internet de la
piratería. Por el lado positivo podría potenciar el derecho a la propiedad
intelectual, pero la vigilancia extrema podría facultar a las autoridades a
controlar el contenido en la red”, comentó Guillermo Tenorio, profesor de
Derecho de la Información de la Universidad Panamericana (UP).
Pero, aunque de manera superficial pareciera una buena iniciativa para
todos, en el fondo no lo sería para las empresas que se desarrollan en el
sector online ni tampoco para aquellos usuarios que aprovechan productos
gratuitos como Google o Wikipedia.
Por ejemplo, SOPA incluye el bloqueo por parte de los proveedores de
Internet a los sitios, incluyendo hosting. Además, los servicios de publicidad
deben bloquear su servicio a aquellas webs, cuando son denunciadas, al igual
que las empresas facilitadoras de cobro en Internet, como PayPal.
Algo similar sucederá con todos los enlaces del servicio denunciado.
¿Cuál es el problema?
A juicio de la iniciativa “NetCoalition”, que agrupa a las principales
empresas online de Estados Unidos, como Facebook, Google, Mozilla, WordPress y
Wikipedia, la aprobación de SOPA cambiará, de forma negativa, Internet.
Las redes de navegación anónimas se volverían ilegales, algo que
perjudicará tremendamente a personas que viven en países con gobiernos
totalitarios, las comunicaciones serían “espiadas legalmente”.
Asimismo, sitios donde se incentiva el contenido generado por el
usuario, como Wikipedia, no podrían operar porque sería impráctico vigilar cada
cosa publicada con el miedo de recibir una demanda.
Las propuestas de legislación que podrían aprobar los legisladores
facultan a las autoridades para ejercer el control de la difusión de contenido
en Internet, asegura Ana Paula Blanco, directora de Comunicación para Google en
el Norte de Latinoamérica a El Economista.
Esto se traduce en prácticas de censura y un extensivo monitoreo de
información en portales.
“Si debería haber una especie de regulación en el contenido generado,
pero esta debe darse en función a las casa productoras que deben transformar su
modelo de negocio […] Un control excesivo podría desalentar el uso de
internet”, aseveró el especialista de la UP.
Fuente: altonivel.com.mx
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